La celiaquía es una enfermedad intestinal inducida por el gluten de la dieta. El gluten da lugar a una inflamación intestinal que dificulta la absorción de nutrientes, lo que puede provocar carencias.

Las personas celíacas no toleran las proteínas del gluten, presente en los alimentos que llevan harina de trigo, centeno, cebada y, quizá, avena; pero no en el maíz ni el arroz.

Los síntomas más frecuentes son: pérdida de peso y apetito, fatiga, náuseas, vómitos, diarrea, distensión abdominal, pérdida de masa muscular, retraso del crecimiento, alteraciones del carácter (irritabilidad, apatía, introversión, tristeza), dolores abdominales, y anemia por déficit de hierro resistente a tratamiento.

La mejor opción es una alimentación sana y equilibrada, sin alimentos que lleven gluten y según las necesidades de cada niño o niña y sus hábitos culturales.

La diabetes está causada porque el páncreas no produce suficiente insulina. Por ello, el azúcar no puede usarse con normalidad por el organismo y aumenta en la sangre.

Lo importante, cuando surge la diabetes, es conseguir un buen control de la enfermedad; madres, padres y menores (según la edad) se encargarán de llevar el mejor control posible. Las personas cuidadoras y el profesorado son esenciales para conseguir este objetivo. El adecuado control de la diabetes depende del equilibrio de estos tres factores: alimentación, ejercicio e insulina.

Información elaborada a partir de: Plan para la Promoción de la Actividad Física y Alimentación Equilibrada. Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales.